José Luis
Ramírez Vargas
Despenalización. El martes 7 de este mes, la SCJN dictaminó que
es inconstitucional criminalizar a la mujer que haya realizado un aborto
voluntario. Si bien es loable la intención de no culpabilizar y criminalizar a
la mujer, el punto a discutir no es “criminalizar”, sino el cómo salvaguardar
la vida de la madre y del hijo que lleva en su vientre. Qué tan grave sea el
problema de la criminalización a nivel nacional se puede ver analizando los
hechos. Según cifras oficiales, en los penales estatales hay 105 personas, de
las cuales 100 son hombres y 5 son mujeres, Las mujeres presas por haber
cometido aborto o haber participado en él se encuentran sólo en cuatro de los
32 estados. Cifras más, cifras menos, no representa un problema considerable,
independientemente de la atención que debe dárseles a esas mujeres -y hombres-
(1). Vale la pena preguntarse ¿para quién se legisla? ¿en nombre de quién? ¿pesó
más la ideología o la militancia abortista sobre la decisión de los ministros
que la búsqueda de la salvaguarda de dos vidas, conforme a derecho? ¿qué
Suprema Corte abogará por los cientos de mujeres inocentes o con delitos
menores que sufren injustamente en las cárceles mexicanas, muchas veces sin
sentencia? “No estamos aprobando el aborto”, afirman los ministros de la SCJN,
sólo que añaden que el Estado debe proporcionarles a las mujeres que decidan
realizarlo, ayuda gratuita, etc., ¿no es esto una hipocresía?
Inicio
de la vida. El
jueves 10 de septiembre la SCJN, luego de declarar inconstitucional la
criminalización de las mujeres por abortar, acaba de dictaminar algo inaudito: ahora declara como inválido que
los congresos locales reconozcan la vida humana “desde la concepción”, lo cual
corresponde al Congreso Federal, o sea que el origen de la vida humana y el
concepto de persona son definiciones exclusivas de la Constitución general…
No,
señores y señoras ministros, ni a los estados ni menos a un grupo de juristas. El
inicio de la vida humana no es una cuestión jurídica, lo estipulado por la
mayoría de los estados en sus constituciones, no es más que el reflejo de lo que
marcan las ciencias más elementales -ojo, no creencias- Los argumentos
mayoritariamente contundentes coinciden en lo esencial: “Los datos científicos de todas las disciplinas
sobre el inicio de la vida son unánimes, sin que exista un sólo dato discrepante
en la genética, inmunología, bioquímica, embriología, citología y fisiología,
como para hacer dudar sobre cuándo comienza la vida de un nuevo individuo… una
nueva vida se inicia con la fecundación o no comienza nunca… no es una
hipótesis, sino un hecho científico. No hay ningún dato que indique que la vida
humana no se inicia en la concepción. Por ello, en los libros de texto
utilizados mundialmente para la enseñanza de la medicina o la biología, se
señala que el comienzo de la vida comienzo de la vida de un individuo es a
partir de una sola célula llamada cigoto…” (2).
Aborto
a las doce semanas. ¿Quién y cómo se ha fijado el inicio de una vida humana a las doce
semanas? O sea que ¿a los once semanas y seis días todavía no hay vida? ¿no es
esta concepción una auténtica “creencia”? ¿una especie de apuesta mágica? Son
preguntas que nos hacemos los que nos basamos en los datos que nos aporta la
ciencia, datos que las creencias -para los que las tienen- no hacen más que
recoger y reconocer en ello la mano de un Creador.
Francia
1974. Para terminar, recordemos las palabras de Simone
Veil, ministra de sanidad en Francia, ante la Asamblea Nacional, el 26 de
noviembre de 1974: “Lo digo con toda mi convicción: el aborto debe
ser la excepción, el último recurso ante situaciones sin salida”. El proyecto de ley del gobierno de Jacques Chirac
estaba a punto de ser aprobado por la mayoría parlamentaria. En la práctica ese
“último recurso” quedaría en letra muerta ante los miles de abortos que a
partir de entonces se realizarían en todo el territorio nacional. La ministra
añadía: “¿cómo
admitir (el aborto) sin que pierda su carácter de excepción, sin que parezca
que la sociedad misma lo promueve?... mi convicción es que ninguna mujer
recurre contenta a un aborto, para eso no hay más que escucharlas… siempre será
un drama”. En su interior nunca deseó que la ley fuera una incitación a
abortar, pero ¿qué fue esa ley aprobada por un congreso sino una puerta abierta
a la salida que la ministra quería evitar?
De ahí que afirmara: “nadie puede aprobar con satisfacción ese texto
(de la ley)”. Con toda la honestidad de que era capaz, Simone Veil -superviviente
de Aushwitz- nunca consideró un “triunfo” la aprobación de esa ley (3). El
problema es que, una vez aprobada una ley de esa trágica magnitud, no hay
vuelta atrás… ¿podremos evitarlo en
nuestro país?
2. A título de
ejemplo este artículo entre otros: https://www.medigraphic.com/pdfs/cirgen/cg-2012/cgs122p.pdf).
3,
Propósitos sacados del articulo: https://www.la-croix.com/Sciences-et-ethique/Ethique/Simone-Veil-lavortement-devait-rester-exception-2018-06-29-1200951275