José Luis
Ramirez Vargas
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José Luis
Ramirez Vargas
Post en FB de la Dra. Berenice Pérez Cavazos, egresada del Pontificio Instituto Juan Pablo II para la Familia
(Con la autorización expresa de su autora)
Por la edad de mis hijas vamos mucho a los parques públicos aquí en Arizona y es muy muy común ver familias de padres gay, obvio que a mi hija le ha tocado jugar con sus hijos, ¡son niños! Y esos niños no tienen la culpa de carecer de una mamá o un papá. Mi hija no tarda en preguntarme qué pasa ahí. Así que no me sorprende que Disney y otras compañías de entretenimiento metan esos temas, porque es la realidad actual.
José
Luis Ramírez Vargas
Uvalde
es un pueblo del estado de Texas, una pequeña localidad de apenas 16,000
habitantes, para la mayoría de nosotros desconocida, su población es de origen mexicano.
A partir de este 24 de mayo pasará a la historia y quedará grabada para siempre
en los anales de las tragedias ocurridas en este mundo del siglo XXI,
aparentemente civilizado. La terrible noticia llegó como reguero de pólvora a
todas partes, a todos los países: un jovencito, de apenas dieciocho años, había
asesinado a sangre fría a diecinueve niños de cuarto grado de primaria y a dos
de sus maestras en una escuela. Una “R15”, arma de alto poder, le había servido
para esa terrible e innombrable hazaña. El asesino sería luego abatido al
resistirse y agredir a la policía.
La
vida de los inocentes, arrebatada de forma violenta y sin la más mínima
justificación, es algo que todo ser humano, si se precia de serlo, rechaza,
condena y hace que el corazón se rebele ante la impotencia de un hecho
cumplido.
Las
autoridades de la Unión Americana, con su presidente a la cabeza, lamentaron y
condenaron ese trágico suceso. A esa condena se unieron también las voces de
innumerables jefes de estado, asociaciones civiles y la sociedad en general. La
tarea que queda por cumplir es ahora es enorme y retadora: cómo evitar que otra
acción así se lleve a cabo: revisión de las leyes que autorizan la compra de
armas de alto poder, una educación escolar que incluya la búsqueda de la paz y
de la convivencia social, los valores éticos y el diálogo, etc.
Este
terrible hecho nos hace voltear los ojos hacia una realidad más amplia que las
autoridades de la Unión Americana deberían tomar seriamente en consideración, y
que lejos de hacerlo, lo promueven y justifican. Me refiero a otros miles de
asesinatos de inocentes cuya muerte no ha encontrado el mismo eco que ha tenido
– con toda razón- el suceso de Uvalde: los abortos realizados al amparo de las
leyes de un país para el cual el suprimir o “interrumpir” la vida de un ser
humano que está por nacer, es sólo la consecuencia de un “derecho” que la
mentalidad narcisista, egoísta y perversa ha enarbolado como bandera.
Los
diecinueve niños asesinados en Uvalde tenían entre ocho y once años. La muerte
de uno solo de ellos merece todo nuestro dolor, clamor y respeto. Sin embargo, para
los 2,746,598 niños que hoy en día en los Estados Unidos tendrían esas edades
(1), y que no se les ha permitido nacer en su momento, no ha habido ningún
clamor, ninguna protesta, ninguna reacción, su muerte ha quedado impune para
siempre. Sólo la Iglesia Católica y las organizaciones Pro-vida, al margen del
pensamiento único que parece ganar más adeptos en ese país, no han cesado de
condenar y de pugnar por la abolición de esas leyes en los estados en donde
están vigentes.
Hoy
en día, cuarenta años después de la legalización del aborto, la Suprema Corte
en los Estados Unidos podría revertir la ley, según los documentos filtrados a
la prensa. Esto ha provocado la reacción,
como era de esperarse, de las asociaciones abortistas y de los dueños del
negocio Planned Parenthood. Dos aspectos de esta realidad – para concluir- nos
llaman la atención: una, la más trágica y perversa, es la evolución que ha
tenido en las mentalidades una ley, que ha pasado de la tolerancia en algunos
casos, a la conquista de un “derecho”. La otra es sin duda sorprendente:
cuarenta años después, persiste en muchas mentes la resistencia a suprimir
seres humanos, la humanidad no se acostumbra a matar. Ninguna ley ni tampoco
ninguna ideología podrán negar la realidad objetiva que la ciencia biológica
más básica describe como el inicio de la vida, ni suprimir la ley más profunda
inscrita en el ser humano -religioso o no- sobre el derecho a la vida.
Hoy
en día, muchos Uvaldes siguen clamando justicia.
1. Las estadísticas oficiales
son escalofriantes. Hace ocho, nueve, diez y once años, las cifras de abortos
perpetrados fueron las siguientes:
Año |
Número de abortos |
2011 |
730,322 |
2012 |
699,202 |
2013 |
664,435 |
2014 |
652,639 |
Total |
2,746,598 |
https://es.wikipedia.org/wiki/Estad%C3%ADsticas_de_aborto_en_los_Estados_Unidos
Ni guerras, ni muertes, ni crímenes de cualquier tipo, ni
ninguna violencia lograrán vencer nunca.
¡La Victoria es de Cristo!
¡VIVA CRISTO RESUCITADO!
Red de Profesionistas Católicos
La Semana Santa 2022 comienza en un ambiene enrarecido y desesperanzador. Por un lado, la remisión de la pandemia ha dado a buena parte del mundo un cierto aire proclive a pensar que ya vamos hacia la endemia.
Pero por el otro lado, el monstruo de la guerra no solo queda acotado o tiende a reducirse, o bien, hay visos de paz en Europa Oriental. Todo lo contrario: En efecto, los polvorines a punto de estallar son muchos: En los Balcanes, entre Grecia y Turquía, en Medio Oriente, en el Mar de la China o Taiwan, en las Coreas, etc., etc.
Da la sensación que solo es tiempo para que la mecha se extienda, no se apague. Da la impresión que las potencias se preparan para una guerra a gran y larga escala, no para hacer diplomacia y dar chance a la paz.
En el campo de la opinión pública, como nunca se agitan las banderas por comflictos, como si cuestión de partidos de fútbol se tratase, o de verdaderos juegos de guerra, que no lo son.
El belicismo tiende a ser generalizado, con fuerte apoyo de multitudes, como sedientas de violencia y muerte, a la que no han sabido limitar. Así, baste mencionar que en los últimos 50 años, más de 2000 millones de bebés an sido muertos en el vientre materno por el aborto y nuestra civilización no se ha detenido ante dicha tragedia. Es al revés: Se ha extendido más y más, en nombre de un falso derecho a decidir, que en realidad es un antiderecho contra la vida en gestación.
A ello hay que agregar la indiferencia del mundo ante el hambre que sufren millones y las sentencias de muerte dictadas por los antihumanos: "Somos muchos y deben de morir los que deban morir" suelen decir estos neonazis del siglo XXI, fríos y desalmados, libres de rasgos mínimos de humanidad y huanismo.
Ante este panorama de desolación está Jesús, que no se cansa de acompañarnos, en especial en esta Semana Santa, adonde todo apunta a que nos queda ni más ni menos que el árbol de la Cruz como fuente de Vida y de Resurrección.
Aprovechemos esta Semana Santa 2022 para ahondar en los Misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. Demos testimonio de nuestro compromiso con la realidad nacional y mundial, pidiendo a El en las celebraciones de Semana Santa, que nos libre de la guerra y su extensión en el tiempo y el espacio.
Quizá sea nuestra última oportunidad para vivirla con este espíritu, rogando por el mundo, quizá scrificando algún paseo o tiempo propio para reunirnos con otros creyentes en nuestros templos y suplicar ardientemente por la Paz y por el fin de todo tipo de violencia en el mundo.
Imagen tomada de https://www.forumlibertas.com/hemeroteca/fieles-la-llamada-unidos-cristo/
Foto de WhatsApp (5/3/2022)
Hoy es viernes 11 de marzo de 2022 y retomó la actividad futbolística profesional en el fútbol profesional mexicano (Liga MX).
No hubo minuto de silencio por los muertos que hubieron en los gravísimos incidentes que mancharon esta Liga el pasado sábado en el estadio La Corregidora, de Querétaro.
Son incidentes por demás conocidos y ccmentados.
Incialmente se informó de 17 muertos, luego se habló de más de 20.... luego solo de 26 heridos, luego de 22 heridos.... y ya no quedó más que una sanción menor al equipo local.
Fotos como las que acompañan esta nota, fueron muchas las que circularon por redes. Pero pronto todo se fue acallando a punta de amenazas y billetes.
¿Adónde fueron a parar los cuerpos de los fallecidos?
El SEMEFO de la ciudad de Querétaro es el que puede decir la verdad, pues allí deben haber ido a parar los cadáveres, más tarde o más temprano, con reportes de causas de muerte bien distintas a las originales.
Pero, ¿por qué querer ocultar los muertos? Admitir esta masacre sería poner en peligro la participación de México en el próximo mundial de Qatar (que quien sabe si se termine haciendo si la guerra se extiende) y quizá hasta retirar la candidatura de México como co-sede del Mundial 2026.
Admitir esta masacre dentro del inmueble implicaría a mucha gente con responsabilidad civil y penal, además de un golpe de muerte a la idea del Estado más seguro/tranquilo del país.
Hay olor a muerte e inmoralidad en todo esto. La digniad humana va muy por arriba de millones de dólares, y una credibilidad quebrada solo llevará a peores cosas.
Dios quiera nos equivoquemos...
Daniel Sanabria