Nota: Pasadas las elecciones mexicana, un extranjero sigue intentando explicar los motivos o razones por los que dichas elecciones no son más que una formalidad en un país en donde poderes fáctivos dominan en el tereno y por tanto en la realidad...
LA
RESILIENCIA… O INDIFERENCIA DEL PUEBLO MEXICANO
¡Nuevamente con una carta
Matías! Quedan pocas, pero espero resulten ilustrativas de lo que sucede en
México y ayuden a entender más ciertos hechos de relevancia que en los últimos
años han llegado a la opinión pública internacional, como el Caso Ayotzinapa,
aquel caso del 2014 (¿te acordás?), donde desaparecieron 43 estudiantes y que
al final resultó ser una compleja trama de complicidades que dieron una
radiografía de la corrupción de las autoridades públicas de todos los niveles
en torno a los temas del supuesto control de las bandas criminales, de los
¨competidores¨.
En fin, que este gobierno,
como tantas cosas, prometió esclarecer, y simplemente palabra más o menos
corroboró lo que ya se sabía del sexenio anterior… claro, faltan responsables
materiales y sobre todo saber que fue de esos estudiantes… probablemente los
pactos de silencio duren, como allá de los torturadores de la dictadura, muchos
años o simplemente nunca se revelen.
Es un ejemplo de la
impunidad y la falta de una justicia clara en un país de 130 millones de
habitantes con sus enormes complejidades.
Ante tales complejidades,
ante las tramas de poder y corrupción, la gente prefiere seguir adelante, quizá
bajar la cabeza, hacer que no vio, que no escucho o siquiera entendió. La vida
debe de seguir adelante y el mexicano medio lo sabe y debe arredrarse ante un
monstruo de 1000 cabezas del que no sabe dónde comienza ni donde termina. Así,
pues, quizá ante un policía, no sepas si estás ante un amigo o enemigo,
dependiendo el caso.
De la resiliencia a la
indiferencia quizá haya un paso en este sentido, pues llega un momento en que
la gente no piensa ni le interesa hablar de todo esto, salvo que la situación
esté muy cerca y en la piel casi propia. Recién cuando toca con un a migo o
familiar vienen a veces los reclamos airados, las quejas las movilizaciones.
Así ha pasado, por ejemplo, con los desaparecidos.
En una carta posterior se
hablaré de los valientes y escasos activistas, que se ponen en la mira del
crimen fácilmente.
Al principio lo de los
desaparecidos fue un asunto de estigma: si desaparecía una persona es o porque
estaba ¨en la jugada¨ (actividades ilícitas) o porque estaba en el lugar
equivocado con las personas equivocadas.
Eso ya con miles y miles
de desaparecidos, con el pasar de los años, con el incremento de los
feminicidios (allí femicidios), pues ha sido tomado de otra forma. Ya hay
colectivos de búsquedas de personas y muchos jóvenes ayudan de manera
consciente en los rastreos.
Aún así, la mayoría es
indolente: Mientras hayan recibido unos pesitos del gobierno, votarán por su
candidata. Lo demás no importa. No entra en la balanza y no interesa. De hecho,
al ser votaciones sin voto obligatorio, más o menos la mitad de las personas
habilitadas no van a votar, pero, claro, se estarán los siguientes años
quejando de todo lo que ocurre.
Así es un poco la
idiosincrasia de un pueblo que solía ser simpático, pero que se ha vuelto, al
menos parcialmente, siniestro. Ya no es aquel México lindo y querido del que
habla la canción…
Le sigo en la siguiente
carta…
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