Un Amor ardiente que no es cualquier Amor

Imagen: https://es.churchpop.com/los-4-mensajes-misticos-de-jesus-santa-margarita-maria-alacoque/ 

Este Mes del Sagrado Corazón en emblemático para nosotros los católicos.

Desde las apariciones a Santa Margarita Máría Alacoque (1673-1674), se ha incrementado grandemente esta hermosa devoción en el pueblo fiel.

No es una devoción más, pues ya en el Evangelio Jesús nos dijo: ¨Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas.¨ (Mt. 11, 29) 

Esa es la gran diferencia del Amor divino al humano, que piensa que cualquier tipo de amor es acorde con el amor propalado por Jesús.

El Amor de Jesús proviene de un corazón manso y humilde, muy distinto a la violencia, a la imposición, al orgullo que se propaga en estos tiempos bajo una apariencia de amor que no es tal.

No cualquie amor humano, por tanto, es fiel a ese Amor, ni está ordenado a ese Amor. 

Este Amor, signado en este Corazón ardiente y dolido de Jesús, es un Amor sufriente. Es un Amor que sufre intensamente por aquellos que no le correponden, que no hacen caso de sus mandatos y que ignoran su Voluntad.

Así nos lo relata Santa Margarita María en la 2a Aparición:

“El Divino Corazón se me presentó en un trono de llamas, más resplandeciente que un sol, transparente como el cristal, con esta herida adorable. Y estaba rodeada de una corona de espinas, significando los pinchazos hechos en ella por nuestros pecados, y una cruz encima significando que desde el primer instante de su Encarnación…”

Así, en esa aparición, la corona de espinas vuelve a aparecer, ya no en la cabeza de Jesús, como en su Pasión y Muerte, sino en su Corazón, como el resumen de su Ser humano, que sufrió y sufre tanto por nosotros.

¿Cómo devolver este Amor? Purificando el nuestro y haciendo nuestros corazones semejantes al suyo, aprendiendo de El, y participando de la Reparación que él solicita a través de la devoción de los Primeros Viernes de Mes.

Lo anterior parece fácil, más no lo es. Es un programa de vida.