viernes, septiembre 12, 2008

Una derrota de la vida, la razón, la ciencia y la cultura

Con la sentencia - emitida por la Suprema Corte de Justicia de la Nación- acerca de la constitucionalidad de las modificaciones legales realizadas al Códifo Penal del Distrito Federal (realizadas en 2007), que termina por dar el espaldarazo a aquellas modificaciones ya bre la puerta para que los Congresos de los Estados hagan lo mismo, hay mucho por comentar, pero ante todo a hacer.
Por un lado, es el triunfo de la irracionalidad relativista: El orden legal se vuelve una carta abierta al capricho del legislador, sin atender a ninguna razón valedera.
Sin duda esta modificaciones legales que se han refrendado van contra la razón. ¿Qué es el individuo a las 13 semanas que no sea a las 12, y que haga, una semana después, estemos hablando de crimen, y una semana no?.
Varios especialistas que ante la SCJN dieron su opinión experta, fueron tan simplemente como ignorados. De nada valió explicar conceptos de genética y embriología. ¿Para qué? Si a la fuerza del lobby político eso le vale cuando le es contrario.
Lo que no ayuda a la vida, o la destruye, va contra la cultura. Por eso el aborto es parte de la brutal anti-cultura de la muerte que camepa hoy en México con abierta impunidad. ¿Qué podemos hacer ya por los no nacidos sino se respeta a los vivos?
Aunqe no se crea, podemos hacer mucho. Primero, trabajar para eliminar de raíz la base social del aborto, que es amplia. Para ello hay que dinamitar culturalmente la anticoncepción, como instrumento previo de una mentalidad antivida. Para lograr esto hayq ue formar líderes de opinión y líderes de grupos que lleven esta lucha a un compromiso verdaderamente patriótico. Ya han muerto varios miles de mexicanos antes de nacer, e incluso por lo menos una adolescente a causa de un aborto legal, como para dejar Qque las cosas pases y que "Los que quieran abortar que aborten, mientras no me obliguen".
Desafortunadamente muchos 'buenos' piensan así para no comprometerse, pero ellos están pagando con sus impuestos esta maquinaria de muerte ya instalada en el DF, paradójicamente en Centro Materno-Infantiles.
Es hora de levantar la cabeza y evitar un genocidio del cual nos arrepentiremos de no haber hecho lo suficiente para frenarlo. La oración y la penintencia nos ayudarán y son indispensables, pero no son suficientes. Hay que trabajar para buscar. que aunque haya ley, no haya abortos, y esas modificaciones deleznables caigan ante el propio peso de la elección masiva por la vida.

Monterrey, N.L., 12 de septiembre de 2008