miércoles, diciembre 23, 2020

Meditación sobre la Navidad






 CONTEMPLANDO EL PESEBRE EN LA NAVIDAD DURANTE LA PANDEMIA 2020

Dr. Daniel Sanabria

 

EVANGELIO SAN LUCAS 2, 1-20

(Versíon online Biblia de Jerusalén, en https://www.bibliacatolica.com.br/la-biblia-de-jerusalen/lucas/2/ )

 

"1. Por aquellos días salió un decreto del emperador Augusto, por el que se debía proceder a un censo en todo el imperio. 2.Este fue el primer censo, siendo Quirino gobernador de Siria. 3.Todos, pues, empezaron a moverse para ser registrados cada uno en su ciudad natal. 4.José también, que estaba en Galilea, en la ciudad de Nazaret, subió a Judea, a la ciudad de David, llamada Belén, porque era descendiente de David; 5. allí se inscribió con María, su esposa, que estaba embarazada. 6.Mientras estaban en Belén, llegó para María el momento del parto, 7.y dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, pues no había lugar para ellos en la sala principal de la casa. 8.En la región había pastores que vivían en el campo y que por la noche se turnaban para cuidar sus rebaños. 9.Se les apareció un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de claridad. Y quedaron muy asustados. 10.Pero el ángel les dijo: «No tengan miedo, pues yo vengo a comunicarles una buena noticia, que será motivo de mucha alegría para todo el pueblo. 11.Hoy, en la ciudad de David, ha nacido para ustedes un Salvador, que es el Mesías y el Señor. 12.Miren cómo lo reconocerán: hallarán a un niño recién nacido, envuelto en pañales y acostado en un pesebre.» 13.De pronto una multitud de seres celestiales aparecieron junto al ángel, y alababan a Dios con estas palabras: 14.«Gloria a Dios en lo más alto del cielo y en la tierra paz a los hombres: ésta es la hora de su gracia.» 15.Después de que los ángeles se volvieron al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: «Vayamos, pues, hasta Belén y veamos lo que ha sucedido y que el Señor nos ha dado a conocer.» 16.Fueron apresuradamente y hallaron a María y a José con el recién nacido acostado en el pesebre. 17.Entonces contaron lo que los ángeles les habían dicho del niño. 18.Todos los que escucharon a los pastores quedaron maravillados de lo que decían. 19.María, por su parte, guardaba todos estos acontecimientos y los volvía a meditar en su interior. 20.Después los pastores regresaron alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído, tal como los ángeles se lo habían anunciado."



 El relato de Lucas es el que se centra más en el evento del Nacimiento del Salvador. Es el que nos ayudará a meditar sobre el Misterio de Navidad en esta sesión.

La Palabra de Dios nos alecciona sobre la venida del Salvador. No es solo el contexto histórico que ofrece el autor sagrado o los motivos a que el Emanuel naciera en Belén de Judá.

Viene del modo que nos enseña el modo en que Dios quiere comenzar a revelarse en Jesús: De manera casi anónima, desapercibido para el mundo. Sin reflectores, diríamos hoy. Sin redes sociales ni autocomplacencias.

Jesús nace como millones hoy, cuando nacen, pues millones no pueden ya ni nacer en un mundo que ha eliminado miles de millones de niños por nacer sin piedad.

Viene en una posición diametralmente opuesta al orgullo, a las vanidades y molicies de la vida, como dirá San Juan María Vianney. Viene en pobreza, humildad, sufrimiento.

Recibir a Jesús implica sacrificios y dolores para unos buenos padres. José, el varón justo, el padre putativo de Jesús, sufre porque no consigue donde acomodar a su esposa y su hijo que ya viene. La Madre sufre porque no tiene dónde tener al Niño Santo de manera digna.

Recibir a Jesús se convierte en una suerte de Viacrucis, prefigura del Viacrucis final de la vida de Jesús.

María y José consiguen un pesebre donde pasar la noche y donde María dará a luz al niño. Es de notar que el texto no habla propiamente de dolores de parto. Recordemos que María es Virgen antes del parto, en el parto y después del parto, de modo que el parto del Salvador se da, en esa imagen bella que algunos han ofrecido en la historia, al modo que la luz pasa un cristal sin quebrarlo.

El pesebre no es un lugar romántico o aséptico. Quienes conocemos estos lugares, salvemos de los olores de las heces de los animales, el peligro de enfermedades incluso. No es como queremos ver el pesebre, o como lo muestra la imaginería. Es un ambiente duro, feo, maloliente, pero en donde hay calor por la paja o heno, por la respiración de los animales.

Así nace Jesús en medio de la gélida noche invernal.

Contemplemos la escena, imaginémosla. Imaginemos que estamos allí, en ese cobertizo, en esa cueva, mirando a una Madre embelesada con su Niño en brazos. Un padre, como siempre lo fue José, silencioso y atento.

Es como que la armonía de la Creación se da allí.

Luego, el relato nos lleva a ver el primer anuncio, que es de los Ángeles a los pastores, a los pobres, a los trashumantes, los sin techo diríamos hoy.

Es el Primer Anuncio, con gozo y alegría. Los Pastores siguen las instrucciones y encuentran que es cierto lo que le han manifestado aquél corifeo de seres celestiales.

La Luz nace en medio de las tinieblas de una noche oscura, una noche que ha durado muchos miles de años para la Humanidad. San Agustín nos dice: “Despiértate: Dios se ha hecho hombre por ti. Despierta, tu que duermes, levántate de entre los muertos y Cristo será tu luz. Por ti, precisamente, Dios se ha hecho hombre.”

Hoy, las tinieblas son otras. En medio de esas tinieblas recibimos el anuncio gozoso y renovado. La Navidad es nueva pero siempre permanece como dato de la historia.

Siempre es nueva, como lo es hoy, en condiciones de semi encierro o encierro. Casi cautivos en nuestros hogares por un virus, será una Navidad en que la contemplación del Misterio será nueva.

No es la misma Navidad del 2019, ni será la misma que la del 2021, si Dios permite lleguemos a ella.

¿Cuántos hubiesen imaginado hace un año lo que vivimos?

Sin embargo, Cristo vuelve a nacer y con él la fe, que no se apaga ni debe apagarse en el cristiano. San Bernardo nos lo explica así: “Y así como, en cierto modo, se inmola aún cada día siempre que anunciamos su muerte, de la misma manera parece nacer cuando vivimos con fe su nacimiento”.

Esta Nochebuena, esta Navidad, deben ser de serena esperanza y alegría. La Gloria del Señor vuelve a envolvernos en aquella claridad que señala Evangelio.

Ahora nos toca dar el paso: Ir a él. No está lejos: Será en el pesebre familiar y allí le contemplaremos. Ojalá nos tomemos un tiempo para hacerlo, en el silencio, como María, que dice en algunas versiones, de una manera hermosa, guardaba estas cosas en su corazón.

Esta alegría se recibe y se transmite. Los Pastores cuentan lo que se les ha transmitido y lo que han visto.

Todos los que escucharon a los pastores quedaron maravillados de lo que decían”. ¿Quiénes quedaban maravillados? No lo precisa el texto, pero son los que están allí en el establo, quizá a algunos con los que se hayan topado en el camino.

Los Pastores no se callaron. Transmitieron el anuncio de los Ángeles sin miedos, sin prejuicios ni exageraciones. Con alegría y simplicidad.

Así lo debemos de hacer nosotros con los que nos rodean. “No podemos callar lo que hemos visto y oído” (Hech. 4,20) dirán después los Apóstoles, cuando eran confrontados por su anuncio por las autoridades religiosas judías, luego de Pentecostés.

Estos serán los protoevangelizadores. Estos pobres pastores son los elegidos para llevar un mensaje que confundirá a los poderosos.

“Después los pastores regresaron alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído, tal como los ángeles se lo habían anunciado. “

Es algo que deberíamos de hacer nosotros también. No deberíamos de quedarnos con este gozo y esta alegría. Hoy hay muchas maneras de comunicarlo incluso en este encierro, con videollamadas, llamadas, mensajes, postales electrónicas, posts en redes sociales, etc.

No deberíamos de temer que se nos retiren los seguidores o que haya un silencio en la comunicación. Para muchos esta fecha no significa nada, pero mucho sí, y para quizá para la mayoría, es solo un momento familiar, de intercambio de regalos y de buenos deseos donde Jesús no figura ni interesa.

Debemos de llenar la Navidad de ese renovado significado: Aprovechar la luz, reavivar la esperanza, comunicar la buena noticia del Evangelio.

Ese Divino Niño está abierto a todo tipo posibilidades. Serán alegría para El regalo de todos: Buenos propósitos, deseos de dejar aquella adicción, acabar con aquel vicio en mi vida, dejar el miedo y la cobardía para anunciarlo con gozo.

Cuentan que San Pío de Pietrelcina exhortaba a un penitente sobre la necesidad de orar. El hombre, un hombre humilde, le dijo que no sabía hacer oración. San Pío le contó que había en un convento un religioso que no entendía el oficio divino, o liturgia de las horas, que era y es la oración oficial de la Iglesia. No sabía la secuencia de las partes del rezo, el latín y demás, Entonces, entristecido, solía ponerse delante de una imagen de la Virgen con el Nino en brazos en un corredor del Convento, cuando nadie lo veía. Allí sacaba unas pelotitas de su hábito y comenzaba a jugar con ellas. Una vez lo vio otro religioso, quien le comentó al Superior. En secreto lo estaban viendo, cuando de repente la imagen cobró vida y el Niño Santo miraba a su Madre aplaudiendo y sonriendo.

Terminaba San Pío explicando que lo importante es hacer lo que agrade al Señor, aunque sea de bufón si es lo único que sabemos y podemos hacer.

Del mismo modo en esta Navidad deberíamos de buscar agradar a este Niño Santo del modo que podamos. No deberíamos de desestimar medio alguno para hacerle esos presentes que luego le harán los Magos como Sacerdote, Profeta y Rey.

No está mal obsequiarnos. Es parte de la alegría y la donación a la que nos invita la Navidad, con la alegría que ello conlleva, más no puede quedarse en eso o solo entre nosotros. Navidad también es compartir: Desde una palabra con el que va a estar solo hasta un plato de comida caliente con el que no lo tiene.

Debemos de poner a Jesús en el centro de nuestro festejo y nuestra celebración. Ya será un Rosario, una oración, una acostada del Niño Jesús, la necesaria Eucaristía televisada o en línea. Ya será un momento de silencio, de meditación, de lectura bíblica.

La bebida y comida, las necesarias. Nada exagerado. Menos tomar como excusa para desbordes. Eso es todo lo contrario a la Navidad, que es sacrificio, pobreza, sobriedad, serena paz y esperanza.

En medio del caos, el miedo y la oscuridad en que vivimos por la pandemia, resuenan las palabras del Ángel: “No tengan miedo”. Hoy retumban esas palabras entre nosotros, renovando la esperanza. Ya nada debe ser igual entre nosotros, pues debe de renacer la esperanza del Salvador que llega para dar cumplimiento a la promesa mesiánica y para dar alegría a todo el pueblo.

Aprovecho a desearles desde ya una hermosa Navidad en familia, con sus seres queridos, en la contemplación del Pesebre (como lo hacemos con la Cruz), en la contemplación particularmente de este Niño Santo, este Dios con nosotros.

 

 

REFERENCIAS.

 

San Agustín. Sermón 185. (2014) https://adoratioiesuchristi.blogspot.com/2014/12/de-los-sermones-de-san-agustin-obispo_24.html

San Bernardo de Claraval (2017). VI Sobre el anuncio de la Navidad. En: Sermones sobre el Adviento y la Navidad. Ivory Falls Books. https://www.scribd.com/document/381415370/Sermones-Sobre-El-Adviento-y-La-Navidad-San-Bernardo-de-Claraval

San Juan María Vianney (2020?). Sermón de Navidad del Santo Cura de Ars. https://adelantelafe.com/sermon-de-navidad-del-santo-cura-de-ars/

martes, diciembre 22, 2020

Invitación para sesión por Zoom 23/12

 Liga: https://cetys.zoom.us/s/9576570713