Por diversos conductos me he enterado que la cantidad de fallecidos en el Casino Royale el pasado 25 de agosto fueron más de 100, por diversas personas de diversos ámbitos, desconocidas entre sí.
Se habló en un momento de 61, pero como que en algún momento hubo una orden de detener el recueto y quedaron en una cifra oficial de 53, 52 en los medios, pues se niegan a reconocer al bebito en camino como un ser humano que allí perdió la vida.
Al parecer el motivo de esta manipulación de información ha sido la necesidad de evitar una mayor conmoción social. Recordemos que en 1994 el atentado a la AMIA (en Buenos Aires) se llevó 85 vidas, y que lo que sucedió en las Torres Gemelas murieron (oficialmente hablando) menos de 3000 personas.
Esto, para tener idea de la magnitud salvaje de este atentado, que merece nuestra reprobación total. Pero el asunto es, ¿por qué se acude a manipular la cantidad de muertos? ¿Cuál es el trasfondo? Puers más que nada me quisiera enfocar en la falta de consideración total sobre la dignidad de la persona humana.
Cada persona vale por si misma de manera trascendente, pues es creación de Dios. De modo que es muy grave hacer como que solo murió la mitad y omitir el resto. No es solo un asunto matemático o de manipulación de datos. Es una agresión a la dignidad de los fallecidos, a sus familias, a las que quizá no importe mayormente este asunto, pero sí a nuestra sociedad, en la que la vida parece no valer nada.
Es hora que nos cuestionemos seriamente en torno a esto. Porque así como desapoarecieron de un 'plumazo' decenas de víctimas de una lista oficial, poco importan los miles de desaparecidos que existen hoy por hoy en México, ya sea a manos de los cárteles como de las fuerzas de seguridad.
Debemos levantar nuestra voz para pedir respeto por cada ser humano. Nadie es número o lacra para no ser considerado en su dignidad primigenia, más allá de sus comportamientos.
Lic. Daniel Sanabria, MIK
Coordinador RPC
